Debido a que las personas que se acercaban al Buda tenían necesidades diferentes, dio enseñanzas para tres tipos de personas:
Los primeros cinco discípulos del Buda lo escucharon para alejar su propio sufrimiento y lo lograron con las enseñanzas sobre las Cuatro Nobles Verdades y la ley de causa y efecto. El conocimiento de las acciones que producen sufrimiento y sus antídotos, así como las meditaciones que les enseñó el Buda les proporcionaron espacio interior y calma mental. Las enseñanzas que parten de este enfoque se llaman en tibetano Thegchung, en sánscrito Hinayana, y en español, Camino Angosto. En el marco de estas enseñanzas se aprende que todo lo condicionado, ya sean los pensamientos o sentimientos internos, o los mundos y acontecimientos externos son pasajeros. Si no se les da ninguna energía, se disuelven de nuevo en el espacio que es, también, donde surgen. La meta de estas enseñanzas es la propia liberación.
En los tiempos del Buda también había, como hoy en día, personas a quienes no les bastaba con conseguir la felicidad personal. Estas personas se daban cuenta de que todo viene y se va como en un sueño y reconocían la irrealidad tanto del mundo interno como del externo. Además, para ellas era evidente que los seres son incontables, mientras que uno mismo es sólo uno y, por lo tanto, los demás son más importantes que uno mismo. Estas personas pusieron en práctica y se desarrollan mediante la compasión y la sabiduría. Para ellas, el deseo de beneficiar a otros mediante el propio desarrollo es natural. Las enseñanzas del Buda sobre la compasión y la sabiduría se agrupan en lo que se conoce como el llamado Gran Camino en español, Thegcheng en tibetano, o Mahayana en sánscrito. Su meta es la Iluminación para el beneficio de todos.
Finalmente, cuando las personas que se acercaban al Buda demostraban una gran confianza en su propia naturaleza búdica, les enseñaba el Camino del Diamante, Vajrayana en sánscrito o Dorje Thegpa en tibetano. El Buda les mostraba métodos que apuntaban directamente a la experiencia de naturaleza de la mente. Las enseñanzas del Camino del Diamante llevan a una transformación total y profunda del cuerpo, el habla y la mente, y conducen del nivel de los conceptos y las ideas rígidas a la completa identificación con la iluminación y realización de actividades espontáneas para beneficio de los demás. El Vajrayana nos permite abrirnos a una experiencia en la que no hay separación entre objeto, sujeto y acción. Desde este nivel uno hace, dice y piensa todo lo que trae crecimiento, significado y gozo para los demás y, por ende, para uno mismo.
Las enseñanzas del Camino del Diamante son para quienes tienen la apertura para ver al maestro como un Buda, la confianza para experimentarlo como cercano y conocido y la certeza de que es el espejo de su propia mente y, por todo esto, pueden apropiarse rápidamente de sus cualidades iluminadas. Los métodos del Camino del Diamante nos permiten incluir la meditación en las situaciones más cotidianas de la vida, reconocer la naturaleza perfecta del aquí y el ahora y activar todas nuestras cualidades iluminadas.
Budismo Camino del Diamante Colombia • 2019